sobre la estética del fragmento, Eduardo Milán




"Cuando me refiero a la estética del fragmento, o lo que allí cae, me estoy refiriendo básicamente a una escritura y un pensamiento no acabados, que no generen en el lector la idea de que todo ya está bien, que el mundo tiene un orden, que ya estamos completos, como suelen ofrecer los tratados. […] Lo inacabado del fragmento tiene un aliento generador, complicante, no en el sentido de complicar lo simple sino de volvernos cómplices de algo. Algo ha acabado allí; se truncó. Pero ¿qué se truncó, por qué no sigue? y de haber seguido, ¿cómo hubiera sido? Se me ocurre que al coletazo de la utopía que tenemos derecho es al intento de seguimiento, a la imaginación del seguimiento de lo que, aunque provisoriamente, ha concluido. Sería, en este sentido, doblemente utópico: el rastreo de la alternativa, la distorsión, la huella maldita del lado oscuro de lo que ni siquiera fue. Pero distorsionar lo no sido no para mejorarlo sino para corroborar la posibilidad en lo imaginario mismo. Es un borde, un límite, el alba o el crepúsculo."

Milán, Eduardo. Resistir. Insistencias sobre el presente poético. México DF: Consejo nacional para la cultura y las artes, 1994. 54 – 55.

[El poeta y crítico Eduardo Milán, lúcido a apartes iguales, me ha acompañado estos días de descanso. El libro Resistir, insistencias sobre el presente poético, del que proviene el fragmento seleccionado, es un consejo del también poeta y crítico, ídem, Jorge Riechmann en Ahí te quiero ver. La cita, aun siendo cristalino el título, no trata del microrrelato, sino de un modo de escribir, rastrear teorías -y no perderlas- para defendernos, al menos, en el plano de la narración.]

No hay comentarios:

Publicar un comentario